Pasiegos, gentes de origen misterioso, de costumbres ancestrales I

En la novela Lunático, se describen paisajes montañeros que conozco bien, vivo gran parte del año muy cerca de ellos. Del mismo modo, se habla sobre un tipo específico de vivienda donde relato, aunque no les nombro, la morada, vida y las costumbres de los Pasiegos. No de aquellos que habitan los valles más conocidos de la Comunidad de Cantabria, de Pas, Miera Soba, Asón, si no de aquellos otros que lo hacen en tierras burgalesas. Zona de Espinosa de los Monteros, puertos de la Lunada, Sia y Estacas de Trueba.

Quienes eran y son los Pasiegos

Pues la verdad es que no se sabe bien. Existen varias teorías al respecto. Hay quien señala que son gente cuyos orígenes podrían ser Bereber, es decir, gentes venidas del norte de África. Sobre esto, luego comentaré asombrosos hallazgos. Otros, que serían personas introducidas en tiempos del reinado de Carlos V o Carlos I, provenientes de Alemania para repoblar estas tierras. También, que sus orígenes vienen de poblaciones del norte y este de Europa, de zonas fronterizas con Asia. La última teoría es aquella aportada por el nacionalismo cántabro, donde se dice que los pasiegos serían los descendientes directos de los cántabros primitivos, aquellos previos a la invasión romana, los llamados Autrigones, pueblo de posible origen celta, que no tanto celtíbero, pues su asentamiento sería anterior.

La genética

Una empresa cántabra, Ascagen, ha llevado a cabo un estudio sobre los Pasiegos, donde tomando distintas muestras, ha rastreado sus genes. El mismo, ha dado resultados sorprendentes, o no tanto. Los haplogrupos, conjunto grande de haplotipos, que, son una combinación de alelos, que, a su vez, son las formas alternativas que puede tener un mismo gen (que se puede expresar, hacerse manifiesto, o no), hallados en los pasiegos, nos revelan que su procedencia es diversa. Por un lado tienen efectivamente origen en el Este de Europa y el Oeste de Asia, y, del mismo modo, hay rasgos que los relacionan con los Bereberes. «En Haplogrupos del cromosoma masculino Y en el ADN, se les han encontrado un porcentaje del 41% del llamado «bereber» E1b1b1b (M81), característico del Magreb y presente de forma minoritaria en zonas del sur del continente europeo. El resto de los haplogrupos masculinos son mayoritariamente los más comunes en el Oeste europeo, aunque también se presentan el haplogrupo G y R1a (7,3% y 18,3% respectivamente) poco frecuentes en Europa Occidental, siendo en el Este europeo en donde son más comunes» (fuente, wikipedia).

Resumiendo, parece ser que no han estado tan aislados mezclándose las sangres. ¿Quiénes eran los primeros que vinieron?, no se sabe, ¿cuándo llegaron aquellos otros de fuera para mezclarse con los que llevaban ya tiempo en la zona?. Tampoco lo sabemos con certeza. Dado que los bereberes son posteriores a las invasiones del norte de Europa, da que pensar que la mezcla de estos con los primeros pasiegos es la más probable y que, los primeros pasiegos fueran gente del norte de nuestro continente.

Los pasiegos presentan unas peculiaridades físicas. El pelo rubio es frecuente y, en menor medida, el pelirrojo. Tienen rasgos faciales grandes, visiblemente en nariz y orejas .

Se les atribuye un dialecto propio, el «pasiegu». Quizás la variante más personal y mejor conservada del Cántabro. Dialecto muy parecido y en muchos aspectos similar al asturleones,

Costumbres pasiegas

La costumbre más conocida, aquella que les da su mayor impronta, es la de la trashumancia corta o altitudinal, es decir, desde las zonas cálidas en invierno, los valles, a las zonas frías, en verano, los altos. Movimiento y cambio de espacio, que garantizaba pastos en ambos lugares en dichas temporadas, procurando así alimento a los animales, preferentemente vacas, durante todo el año. No confundir con la trashumancia media y larga, que es la latitudinal, aquella con el mismo fin, pero cambiando de zona, recorriendo mucha más distancia, por ejemplo, aquella que hacían los pastores de Ovejas de los montes sorianos agrupados bajo la Cabaña Real de Carreteros, desde estas tierras, a pastos extremeños. A esta transhumancia los pasiegos la llaman «muda».

Los Pasiegos vivían, y viven los que quedan, gran parte del año en el fondo de los valles y marchan hacia zonas más elevadas cuando el calor comienza a apretar y los pastos de los valles a escasear. Entonces dejan sus casas de los pueblos, zonas urbanas más pobladas, para instalarse junto con el ganado en las cabañas construidas en las cimas.

Las cabañas

Suelen ser de construcciones de una sola nave, la mayor de las veces de dos plantas. Se construyen apoyándose en los muros del perímetro, sustentando la cubierta del tejado a dos aguas, dos pilares. Los muros son de mampostería de piedra caliza, el tejado se cubre con lascas de pizarra. Suelen tener dos accesos, uno a la planta inferior, cuadra para los animales, donde el suelo suele estar formado por grandes losas de pizarra. Otro a la superior, a la cual se accede mediante escaleras, vivienda. Una sala grande donde se encuentra la chimenea y, o, cocina, y las habitaciones. No solían disponer de baño. Con frecuencia, en la planta superior figura una solana, un balcón estrecho y corrido, donde la barandilla es de madera. A veces, las casas no eran «vividoras» siendo la planta superior llamada payo (desván), lugar donde se amontonaba la paja.

La fachada suele orientarse al sur, buscando el sol. A lado de la casa suele haber un cercado bajo de piedra que limita lo que se llama «finca». A comienzos del siglo XX, comienzan a aparecer por la zona otro tipo de vaca, la frisona o pinta holandesa de leche, animal de mayor volumen que requerirá transformaciones en el tipo de vivienda, haciéndolas más grandes, con adosados, pasando muchas también a disponer de tres pisos, cuadra, vivienda y desván o payo.

Más curiosidades y costumbres

Por el tipo de terreno, no llano, a veces empinado, por la pobreza y la dificultad de acceso, la siega no era mecánica, se hacía y en algunos lugares se sigue haciendo, a mano. La guadaña utilizada era el «dalle», guadaña de mano con una cuchilla ancha y curva. La hierba cortada, pero también la leña, cualquier cosa a cargar, incluido los niños, se llevaba en el «cuévano», cesto hecho con avellano: « primero ha tenido que cortar unas varas de avellano, teniendo en cuenta una luna propicia. Luego hiende (rajar las varas sin dividirlas del todo) las puntas y al doblarlas extrae unas varizas que luego deja a mojo varios días para que tengan flexibilidad.» (pagina https://creciendoentreflores.wordpress.com) . Segun el uso, podian ser mas pqueños o mas grandes, tener una sobre cubierta para quesos, etc. Teniendo entonces cada cuévano un nombre distinto, trescolar, hojiro, cestaña.

Otra cosa sorprendente de la cultura pasiega es el uso del «palancu» o palo pasiego.

Al igual que se hace en tierras más remotas del sur, las islas canarias, donde se practica el «brinco canario» con «garrote». En ambos casos, consiste en la utilización de una vara como soporte de salto para salvar desniveles del terreno. De nuevo, es el avellano la madera que usará como vara, pues ya se sabe que este árbol suele proporcionar no solo varas flexibles, sino también rectas. Hoy, se sigue celebrando el concurso de salto pasiego, en el cual, se busca, utilizando la vara como palanca. Son varias las modalidades, salto al palo, triple salto, raya al palo, raya a dos palos, hasta el andar al palo y la belorta. (otro día hablaré de ellas).

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